Llamada perdida Gabriela Wiener
Escritora, periodista y una de las nuevas voces del periodismo narrativo latinoamericano último. Ha publicado los libros «Sexografías» (Planeta) y «Nueve lunas» (Random House Mondadori). Sus primeros textos se publicaron en la revista peruana Etiqueta Negra. Ha escrito para el diario El País, las revistas Esquire y Orsai, entre otros periódicos y revistas de América Latina y España. Vive en Madrid y actualmente trabaja como redactora jefe de la revista Marie Claire (España). Sus crónicas han sido recientemente antologadas por las colecciones «Mejor que ficción. Crónicas ejemplares» (Anagrama, 2012) y «Antología de la crónica latinoamericana actual» (Alfaguara, 2012). Publicó la plaqueta de poesía «Cosas que deja la gente cuando se va».
Los abogados de Dios
Por: Gabriela Wiener
Veo un video de la flamante Ministra de la Mujer, Ana Jara, y mi iPhone se convierte de repente en un televisor en blanco y negro. En esa tele pequeña, cuadrada y sin color, cada vez que la Ministra abre la boca, se le escapa un salmo. Animada por el entrevistador, se siente como en un púlpito y habla del padre celestial y de la (sagrada) familia. Jesucristo tiene en ella lo que Abimael en la Iparraguirre o Fujimori en Martha Chávez: es mucho más que una groupie.
Y en medio de esa pesadilla distópica en la que la píldora del día siguiente es un abortivo, los adolescentes se aguantan las ganas hasta los 25 y el método del ritmo es un anticonceptivo fiable, y mientras busco infructuosamente un carro volador para volver al futuro, pienso: ¿Y dónde queda la mujer? ¿Por qué no tenemos una Ministra de la Mujer que sea fanática de la mujer, una que sienta raptos de fe e iluminación mientras pregona, quizá, digo yo, los derechos de este colectivo? ¿Por qué los peruanos tenemos que ser siempre tan originales?
Para una usuaria reincidente del aborto clandestino made in Perú y de las pildoritas salvadoras como yo (a ver, vengan por mí y métanme a la cárcel), es decir, para una persona “pro-muerte” según la Ministra, escuchar en este día de 2011 que las mujeres violadas deben sentir “un amor sobrenatural” por el fruto indeseado de la denigración y el atropello de su dignidad y sus libertades, es como ver a un dinosaurio entrando por la puerta. Un anacronismo insostenible y, sobre todo, peligroso.
Una funcionaria del gobierno acaba de recordarnos que la Biblia manda que obedezcamos el estado de derecho, el ofensivo status quo en el que vivimos: uno en el que cientos de mujeres mueren al año por abortos de riesgo y otras tantas adolescentes crían niños en la pobreza. La Ministra de la Mujer del Perú, además de evangélica recalcitrante, es abogada. Oremos.❧
http://www.larepublica.pe/columnistas/llamada-perdida/los-abogados-de-dios-23-12-2011